El amor en tiempos de guerra
1
Pudo ser y no fue
un amor eterno
teníamos el paraíso a nuestro alcance
el aliento entrelazado
la piel ansiada en cada palma de las manos
el beso real, ángel, luciérnaga, vino, tempestad, locura
lunas frutales y eléctricas
y nuestra comunicación musical…
esos códigos sin ventanas de espera
sin teléfonos malditos.
Los dos
solos
amándonos
una Mujer y un Hombre
enteros
únicos
riéndonos de la muerte
o llorándola en nuestros amigos
aquellos dioses de tierra
con alas de sangre en las cenizas
que nos marcaron para siempre…
2
El amor en tiempos de guerra
es mucho más urgente
el corazón es un timbal,
exige caricias
a contrarreloj
contracara
contrasentido
y contra todo lo que se oponga.
El amor en tiempos de guerra
es un tigre en llamas
que incendia látigos, lenguas
reclama su lugar de selva y telarañas
fruta, líquidos calientes
todo el rigor de las brasas tatuando la piel
el gemido feroz del beso ante la muerte.
El amor en tiempos de guerra
es puro dientes, roces,
alas, uñas, ojos, suspiros,
tambores mojados en la pelvis
espejos y barajas
y una reina fatal
de sangre y corazones
apurando el aliento de los ángeles
entre los labios.
3
No basta derramar latidos
Buscar los huracanes del alma
Los remolinos del miedo
(ese dios devastador…)
Sólo el amor hace arrodillar a las cenizas
enajenar las alas
y afirmarse
a la posibilidad de lo imposible.
NÉLIDA MARTINELLI, Argentina
1
Pudo ser y no fue
un amor eterno
teníamos el paraíso a nuestro alcance
el aliento entrelazado
la piel ansiada en cada palma de las manos
el beso real, ángel, luciérnaga, vino, tempestad, locura
lunas frutales y eléctricas
y nuestra comunicación musical…
esos códigos sin ventanas de espera
sin teléfonos malditos.
Los dos
solos
amándonos
una Mujer y un Hombre
enteros
únicos
riéndonos de la muerte
o llorándola en nuestros amigos
aquellos dioses de tierra
con alas de sangre en las cenizas
que nos marcaron para siempre…
2
El amor en tiempos de guerra
es mucho más urgente
el corazón es un timbal,
exige caricias
a contrarreloj
contracara
contrasentido
y contra todo lo que se oponga.
El amor en tiempos de guerra
es un tigre en llamas
que incendia látigos, lenguas
reclama su lugar de selva y telarañas
fruta, líquidos calientes
todo el rigor de las brasas tatuando la piel
el gemido feroz del beso ante la muerte.
El amor en tiempos de guerra
es puro dientes, roces,
alas, uñas, ojos, suspiros,
tambores mojados en la pelvis
espejos y barajas
y una reina fatal
de sangre y corazones
apurando el aliento de los ángeles
entre los labios.
3
No basta derramar latidos
Buscar los huracanes del alma
Los remolinos del miedo
(ese dios devastador…)
Sólo el amor hace arrodillar a las cenizas
enajenar las alas
y afirmarse
a la posibilidad de lo imposible.
NÉLIDA MARTINELLI, Argentina
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