UN HIJO
(Parte Primera)
A las madres en lucha contra el paco
POEMAS PARA NICOLÁS
1
Una sola rosa azul en la tumba
encierra tu vida
tu juventud polvorienta
navajas y tambores en las cenizas de esa piel masacrada
el encanto mentido
alas verdes y sombrías…
¿Adónde van tus pies nómades,
desesperados, humillados,
interrogando al demonio dormido en tus cabellos?
Te quiero desde esta legítima ansiedad de la Patria
que observa a los jóvenes muertos
perdidos en polvos hechiceros
aspirando el veneno de los mercaderes.
Niños antiguos
gritan entre latidos de agua
amaneceres helados
y avenidas del dolor
buscan a la Madre Justiciera
que calme esa inocencia frustrada
destruya fogatas y botellas
revolucionando el amor hasta los dientes
garras y armas en las manos
para limpiar la sangre de los hijos.
Dic. 2008, Nélida Martinelli
La música es tu única amiga.
Jim Morrisson
2
caminás sobre el agua
y el fuego
como un Jesús sangriento
encendiendo velas
balcones
miradas de señoras gordas
y hombres taciturnos
que señalan tu frente…
Ellos no quieren ver
el huracán dormido de tu lengua
tu soledad
poblada de locos
violines, fiebre y marihuana
enamoradas muchachas
en tu lecho de sal
y la mirada de la madre muerta
escondida entre los árboles.
Nélida Martinelli
3
Desperdicias vida
desde lo más remoto de tus células
buscando al pecho materno:
estrellas y pezones para tu boca infantil:
la copa morada del dolor
choca en tus dientes
árboles vacíos.
La nada tatúa tu entrecejo.
Una virgen de agua y sepultura
revuelve antiguos gritos
disparos de sal, demencia
y después el caos, la tormenta
ropa amontonada, cruces rotas
polvo de ángel, alcohol, espejos turbios
y tu rostro de piedra
origina la sangre de dioses prometidos
Dic. 2008, Nélida Martinelli
4
La superhierba condiciona
tu mirada frágil
Escándalos de música, escaleras,
navajas, trapos y cenizas…
Antiguos esclavos
graban primaveras negras
en tu cuerpo joven.
La muerte más inútil
atiende mi llamado
que enerva montañas
sacude cadáveres
te busca desde otros mundos
enciende mi voz de Madre Universal
en una guerra de alas rojas
y un parto general a la esperanza.
Nélida Martinelli
5
Sus sienes guardan retratos marrones
deliberadamente se ausenta entre el humo
huye a las cornisas:
Se desarman soldaditos en la arena
queda solamente una realidad nómada
esa tinta azul y verde en la hoja salpicada de fuego
de tiernas muñecas antiguas
cocinas con hollín y guisos paternos
dubitativamente borra dibujos, esferas
banderines en las paredes del ayer
libros enterrados
chispas y demonios.
La muerte cruza el rostro de su madre
en una selva infectada de música
y ángeles dormidos
segmenta polvo, oscuridad y espejos.
Dic. 2008, Nélida Martinelli
7 7
La mirada filosa y felina
ve desaparecer sus propias huellas
siniestras caricaturas del odio infantil
rompen la foto del padre:
El matador de 7 balas
Infiernos, rejas y latidos
bucea el mar en miniatura
del corazón materno
que nace entre sus manos
para que Nicolás lo reconponga
lo cosa con aguja e hilo
o con papel y tinta
subrayando estrellas verdes
en el camino frontal
que le ofrece la vida.
Él eleva los ojos
disuelve
las cenizas de su sangre
se levanta y cae
rasguña la arena
trepa médanos, silencios
el vino de los dioses le inventan lucecitas
turbios piratas de cristal
promesas de hierba y mariposas
corrompen sus huesos
su mente confundida…
lo salva la llama de una lámpara
que ilumina el papel y sus designios.
8
Deliberadamente
Utiliza el fuego
Para escribir sus llamas
su sed de nubes
pezones y agua
que calmen los ojos de niño
de hombre hundido en la arena
lejos del oasis.
Dic. 2008, Nélida Martinelli
9
Gritan guitarras
Agitadas palomas del amanecer
Su perfil delgado se peina en los espejos
La hiedra del dolor lo atraganta
esos puños no alcanzan para tanta matanza
Tiene un cuchillo escondido entre la sangre
que desgarra sus lágrimas
desune su entereza
Lo entibia en el río del suburbio
donde fuma con otros muchachos
los cigarros de la muerte
bate alas malditas
mojadas de monedas
espanto y barro.
A Nicolás le crecen espinas en la frente
vinagre
y llanto.
Nélida Martinelli
(Parte Primera)
A las madres en lucha contra el paco
POEMAS PARA NICOLÁS
1
Una sola rosa azul en la tumba
encierra tu vida
tu juventud polvorienta
navajas y tambores en las cenizas de esa piel masacrada
el encanto mentido
alas verdes y sombrías…
¿Adónde van tus pies nómades,
desesperados, humillados,
interrogando al demonio dormido en tus cabellos?
Te quiero desde esta legítima ansiedad de la Patria
que observa a los jóvenes muertos
perdidos en polvos hechiceros
aspirando el veneno de los mercaderes.
Niños antiguos
gritan entre latidos de agua
amaneceres helados
y avenidas del dolor
buscan a la Madre Justiciera
que calme esa inocencia frustrada
destruya fogatas y botellas
revolucionando el amor hasta los dientes
garras y armas en las manos
para limpiar la sangre de los hijos.
Dic. 2008, Nélida Martinelli
La música es tu única amiga.
Jim Morrisson
2
caminás sobre el agua
y el fuego
como un Jesús sangriento
encendiendo velas
balcones
miradas de señoras gordas
y hombres taciturnos
que señalan tu frente…
Ellos no quieren ver
el huracán dormido de tu lengua
tu soledad
poblada de locos
violines, fiebre y marihuana
enamoradas muchachas
en tu lecho de sal
y la mirada de la madre muerta
escondida entre los árboles.
Nélida Martinelli
3
Desperdicias vida
desde lo más remoto de tus células
buscando al pecho materno:
estrellas y pezones para tu boca infantil:
la copa morada del dolor
choca en tus dientes
árboles vacíos.
La nada tatúa tu entrecejo.
Una virgen de agua y sepultura
revuelve antiguos gritos
disparos de sal, demencia
y después el caos, la tormenta
ropa amontonada, cruces rotas
polvo de ángel, alcohol, espejos turbios
y tu rostro de piedra
origina la sangre de dioses prometidos
Dic. 2008, Nélida Martinelli
4
La superhierba condiciona
tu mirada frágil
Escándalos de música, escaleras,
navajas, trapos y cenizas…
Antiguos esclavos
graban primaveras negras
en tu cuerpo joven.
La muerte más inútil
atiende mi llamado
que enerva montañas
sacude cadáveres
te busca desde otros mundos
enciende mi voz de Madre Universal
en una guerra de alas rojas
y un parto general a la esperanza.
Nélida Martinelli
5
Sus sienes guardan retratos marrones
deliberadamente se ausenta entre el humo
huye a las cornisas:
Se desarman soldaditos en la arena
queda solamente una realidad nómada
esa tinta azul y verde en la hoja salpicada de fuego
de tiernas muñecas antiguas
cocinas con hollín y guisos paternos
dubitativamente borra dibujos, esferas
banderines en las paredes del ayer
libros enterrados
chispas y demonios.
La muerte cruza el rostro de su madre
en una selva infectada de música
y ángeles dormidos
segmenta polvo, oscuridad y espejos.
Dic. 2008, Nélida Martinelli
7 7
La mirada filosa y felina
ve desaparecer sus propias huellas
siniestras caricaturas del odio infantil
rompen la foto del padre:
El matador de 7 balas
Infiernos, rejas y latidos
bucea el mar en miniatura
del corazón materno
que nace entre sus manos
para que Nicolás lo reconponga
lo cosa con aguja e hilo
o con papel y tinta
subrayando estrellas verdes
en el camino frontal
que le ofrece la vida.
Él eleva los ojos
disuelve
las cenizas de su sangre
se levanta y cae
rasguña la arena
trepa médanos, silencios
el vino de los dioses le inventan lucecitas
turbios piratas de cristal
promesas de hierba y mariposas
corrompen sus huesos
su mente confundida…
lo salva la llama de una lámpara
que ilumina el papel y sus designios.
8
Deliberadamente
Utiliza el fuego
Para escribir sus llamas
su sed de nubes
pezones y agua
que calmen los ojos de niño
de hombre hundido en la arena
lejos del oasis.
Dic. 2008, Nélida Martinelli
9
Gritan guitarras
Agitadas palomas del amanecer
Su perfil delgado se peina en los espejos
La hiedra del dolor lo atraganta
esos puños no alcanzan para tanta matanza
Tiene un cuchillo escondido entre la sangre
que desgarra sus lágrimas
desune su entereza
Lo entibia en el río del suburbio
donde fuma con otros muchachos
los cigarros de la muerte
bate alas malditas
mojadas de monedas
espanto y barro.
A Nicolás le crecen espinas en la frente
vinagre
y llanto.
Nélida Martinelli
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