AMORES TÓXICOS
1
Te envío mi esencia como un pétalo muerto
porque ya no me apiado de los náufragos
ni escribo cartas desesperadas
Espero con mi gruesa boca urgente
la sensualidad intacta de la vida
los peces del amanecer
que viajan por mi pelvis
y matan las cenizas
de aquellos que he amado
los que hirieron mi piel
subyugando manzanas.
Hoy despierto
en este mundo nuevo
desnudo la alegría
diciéndole adios
a todos los cadáveres.
2
La perversión encendió velas
en el patio de la infancia,
Cruzó ráfagas atómicas
hizo bailar a los muertos
y me abandonó
en un campo de tréboles
y vírgenes rotas.
3
Se asomó en el enrejado
Sacudió dalias
Agua, fuego
llegó entre el verano y las tormentas
para atormentarme
y crear futuros
de fogatas, odio y cenizas.
4
Nadie llorará tus huesos
ni verá el retrato amarillo de tu niñez
que pintó tu tío,
aún era tiempo de magnolias
el río te acompañaba hasta el colegio.
tu madre te disfrazaba de diosecito verde
y rasguñabas escaleras
para salvarte.
Aun tus iniciales no figuraban en mi espejo
ni tus flechas en mi espalda.
Cuando
en algún lugar del mundo
dentro de aquel mar hechicero de la infancia
existía una tabla antinaufragios
para nosotros dos.
NÉLIDA MARTINELLI
1
Te envío mi esencia como un pétalo muerto
porque ya no me apiado de los náufragos
ni escribo cartas desesperadas
Espero con mi gruesa boca urgente
la sensualidad intacta de la vida
los peces del amanecer
que viajan por mi pelvis
y matan las cenizas
de aquellos que he amado
los que hirieron mi piel
subyugando manzanas.
Hoy despierto
en este mundo nuevo
desnudo la alegría
diciéndole adios
a todos los cadáveres.
2
La perversión encendió velas
en el patio de la infancia,
Cruzó ráfagas atómicas
hizo bailar a los muertos
y me abandonó
en un campo de tréboles
y vírgenes rotas.
3
Se asomó en el enrejado
Sacudió dalias
Agua, fuego
llegó entre el verano y las tormentas
para atormentarme
y crear futuros
de fogatas, odio y cenizas.
4
Nadie llorará tus huesos
ni verá el retrato amarillo de tu niñez
que pintó tu tío,
aún era tiempo de magnolias
el río te acompañaba hasta el colegio.
tu madre te disfrazaba de diosecito verde
y rasguñabas escaleras
para salvarte.
Aun tus iniciales no figuraban en mi espejo
ni tus flechas en mi espalda.
Cuando
en algún lugar del mundo
dentro de aquel mar hechicero de la infancia
existía una tabla antinaufragios
para nosotros dos.
NÉLIDA MARTINELLI
Etiquetas: LOS AMORES MALDITOS
0 comentarios:
Publicar un comentario
Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]
<< Inicio