POETAS DE LA CIUDAD DE SAN MARTÍN (BS. AS.)
ELDA
Mientras tu cuerpo respira;
la flor prepara la cita platónica
con el agua.
Puedes oír la improvisación de las manos.
El viento que nos acerca al amar;
estar quieto en una silla
(huérfana sedentaria de la distancia)
Y desde su gravidez,
multiplicar los límites de los pómulos.
Encontrar la ciudad siempre humana;
los codos de la noche
el lugar donde deliran las venas.
Una vez;
la calle gris de voces verdes.
Siembra fósforo y cenizas.
No, soy el único que arroja nardos a la grieta de los vientres.
Que espera el trueno del deseo
Que usa el reloj de los senos
para redondear al vacío.
Ni el último en mojarme
con la lluvia de los besos
con el agua original;
o con la luz del equilibrio.
No hace falta más la llave;
los brazos
JUAN JOSÉ HARYCH- - Argentina
Extraído de pirulovendedordecubanitos.blogspot.com
Mientras tu cuerpo respira;
la flor prepara la cita platónica
con el agua.
Puedes oír la improvisación de las manos.
El viento que nos acerca al amar;
estar quieto en una silla
(huérfana sedentaria de la distancia)
Y desde su gravidez,
multiplicar los límites de los pómulos.
Encontrar la ciudad siempre humana;
los codos de la noche
el lugar donde deliran las venas.
Una vez;
la calle gris de voces verdes.
Siembra fósforo y cenizas.
No, soy el único que arroja nardos a la grieta de los vientres.
Que espera el trueno del deseo
Que usa el reloj de los senos
para redondear al vacío.
Ni el último en mojarme
con la lluvia de los besos
con el agua original;
o con la luz del equilibrio.
No hace falta más la llave;
los brazos
JUAN JOSÉ HARYCH- - Argentina
Extraído de pirulovendedordecubanitos.blogspot.com
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