AMORES TÓXICOS (1)
AMORES TÓXICOS
1
No quiero volver a tu abrazo
a la acidez de tus palabras
al veneno claro de tu piel.
No quiero reconocer tus pies vírgenes imitando estatuas,
emulación perfecta de serpientes
y licores nocturnos detrás de los candados.
No quiero involucrarme con tu boca
esperar tu sexo como a un tótem silvestre
socavándome la sangre.
No quiero tus caricias
y el desamor ancestral que develan mis lágrimas.
Quiero huir del lodo y los retratos
de antiguos ojos verdes
y aljibes y muñequitas de azúcar bailando el vals.
No quiero ser más una niña golpeada
renuncio a la hojarasca
al fraude y al terror
rechazo a los espejos de la muerte
que anuncia tu presencia.
*
Los amores tóxicos
pueden llegar a casa
sentare en el sofá
hablar en nuestro teléfono
indagar fechas, nombres, risas
fumar un cigarrillo celeste
y emborracharnos con humo y cuchillos.
Preparar discursos de papel
y echar llamaradas por la boca…
Pueden muy bien convidarnos con un ángel en bandeja
y clavarnos al diablo por la espalda.
Besarnos con hedor a túneles y lirios
confundirnos
y empujarnos a médanos de hielo
e ilusiones de arena en un mar inexistente.
Los amores tóxicos
tienen ojos de felino:
sólo brillan en la oscuridad
NELIDA MARTINELLI, 10 / 07 / 05
1
No quiero volver a tu abrazo
a la acidez de tus palabras
al veneno claro de tu piel.
No quiero reconocer tus pies vírgenes imitando estatuas,
emulación perfecta de serpientes
y licores nocturnos detrás de los candados.
No quiero involucrarme con tu boca
esperar tu sexo como a un tótem silvestre
socavándome la sangre.
No quiero tus caricias
y el desamor ancestral que develan mis lágrimas.
Quiero huir del lodo y los retratos
de antiguos ojos verdes
y aljibes y muñequitas de azúcar bailando el vals.
No quiero ser más una niña golpeada
renuncio a la hojarasca
al fraude y al terror
rechazo a los espejos de la muerte
que anuncia tu presencia.
*
Los amores tóxicos
pueden llegar a casa
sentare en el sofá
hablar en nuestro teléfono
indagar fechas, nombres, risas
fumar un cigarrillo celeste
y emborracharnos con humo y cuchillos.
Preparar discursos de papel
y echar llamaradas por la boca…
Pueden muy bien convidarnos con un ángel en bandeja
y clavarnos al diablo por la espalda.
Besarnos con hedor a túneles y lirios
confundirnos
y empujarnos a médanos de hielo
e ilusiones de arena en un mar inexistente.
Los amores tóxicos
tienen ojos de felino:
sólo brillan en la oscuridad
NELIDA MARTINELLI, 10 / 07 / 05
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